jueves, 12 de febrero de 2009

La magia de la voz en la radio

20/9/2008 PEQUEÑO OBSERVATORIO

La magia de la voz en la radio
JOSEP MARIA Espinàs

Cogí un taxi y dije adónde quería ir. Una dirección de solo tres palabras. El taxista enseguida dijo: "Usted es Espinàs, ¿verdad?". Y añadió lo que me sorprendió: "Le he reconocido por la voz". ¿Solo dije tres palabras y me reconoció por la voz? "Le escucho en Catalunya Ràdio, con Bassas".
¡Si solo hablaba --ahora ya no-- un día a la semana, y cinco minutos...! No creo que mi voz sea demasiado especial. Y, además, si solo se dice "Diagonal esquina Muntaner" no entiendo cómo tan pocas sílabas permiten una identificación tan rápida.
Será verdad que la radio tiene una gran capacidad de penetración en los oyentes. ¿Puede quedar grabada en su memoria auditiva una intervención tan mínima com la mía? Es cierto que siempre he creído en la seducción de la radio. El que solo haya voz quizá concentra más la atención, no existe paisaje que le robe protagonismo.
A lo largo de mi vida he tenido varias temporadas de radio. Tengo un buen recuerdo de la colaboración regular con Antoni Serra, que ya hace muchos años tuvo la ocurrencia de que yo podía improvisar delante de un micrófono.
Ha habido otras aproximaciones a los oyentes y la última ha sido gracias al programa de Bassas en Catalunya Ràdio. Ya estaba tan habituado a ello que el primer viernes que no tuve que ir a la emisora me sentí un poco raro. Podía levantarme un poco más tarde. Me fallaba la referencia semanal.
Los programas largos, generales, de la mañana --y de la noche-- crean a oyentes de tanta continuidad como el programa. La periodicidad diaria va fortaleciendo la figura del conductor. Esta periodicidad intensa --también ocurre en la televisión-- es adictiva.
Hay gente que dice: "Cada día me despierto con la radio". Y, a menudo, con el nombre del conductor del programa matinal. Ello significa que una voz radiofónica es el primer contacto con el nuevo día.
Es una voz de confianza. Naturalmente, la televisión informativa de la mañana también puede crear esta adhesión. Pero, por sobrio que sea, el formato televisivo es el de un espectáculo. Ofrece muchas cosas. La radio crea fieles solo con una voz. Y cada viernes pensaba, mientras hablaba en Catalunya Ràdio, ¿quién escucha ahora la mía?
El anonimato de la audiencia resulta apasionante. Y un día va un taxista y me dice: "Su voz la conozco". No me identifica por mi cara, sino por mi voz. En la era visual, la radio es magia.


Fuente: elperiodico.com

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